
Como es bien sabido la transpiración es un proceso natural de los seres humanos para controlar la temperatura elevada y así ayudar al cuerpo a permanecer fresco. Si bien esto pasa en mayor cantidad en las axilas espaldas y pliegues de la piel, también ocurre en los pies. Las primeras partes mencionadas están relativamente expuestas, pero en los pies el uso del calzado evita la disipación del sudor consecuencia de la transpiración. Esto genera algunos problemas que trataremos en este blog.
Clasifiquemos dos tipos de transpiración:
– Transpiración insensible: es cuando la piel pierde pequeñas cantidades de agua a cualquier temperatura. Se da de forma homogénea en todas las superficies cutáneas, incluso cuando no hay presencia de sudor líquido presente en la superficie. Claramente tiene un efecto de enfriamiento debido al calor latente de evaporación del agua. Las tasas típicas de transpiración insensible para el pie van de 1 a 5 mg por cm.
-Transpiración sensible: está relacionada con la temperatura de la piel. A mayor temperatura de la piel mayor será la velocidad a la que se produce la transpiración. Las temperaturas de los pies están controladas por la velocidad del flujo de sangre a los pies y por la evaporación de la transpiración.
La temperatura corporal central tiene una influencia significativa en las temperaturas de las extremidades, manos y pies. Sin embargo, estudios recientes han demostrado que la tasa de actividad que coincide con el aumento de flujo sanguíneo es un contribuyente principal al cambio de temperatura de la piel del pie y a un aumento de la tasa de transpiración sensible en la superficie dorsal del pie.
